©Nicholas Nixon
Frágil.
Así es la vida.
Hasta el próximo 18 de Noviembre podemos disfrutar en las salas de la Fundación Mapfre de la capital gran canaria del trabajo del fotógrafo americano, Nicholas Nixon. Las hermanas Brown título homónimo tanto de la exposición como de la serie de imágenes que se extienden ante nosotros, es un delicado trabajo de documentación anual desde el año 1975 hasta la actualidad, donde el fotógrafo retrata a su mujer y las hermanas de esta, en un ejercicio de constante renovación.
Nixon explora magistralmente el paso del tiempo siguiendo el proceso de envejecimiento de las cuatro muchachas, pueriles adolescentes en el 75, proporcionando un episodio anual de su intimidad hasta la actualidad, donde un grupo de miradas maduras contemplan el devenir de sus vidas.
Una exposición que nos devuelve la capacidad mágica de la fotografía al detener el paso del tiempo, nos arroja sin estridencias al planteamiento de nuestra propia fragilidad e irrumpe en nuestro subconsciente inundándolo de profundas emociones.
El planteamiento expositivo claro y sencillo nos aporta mayor conciencia ante la fragilidad de la vida. Una lineal sucesión de imágenes donde estos cuatro rostros nos miran desde universos temporales detenidos. El paso del implacable tiempo sobre los rostros de las cuatro mujeres, las vivencias que poco a poco somos capaces de descubrir, momentos de complicidad, amor, dolor, celos,... observables en sus lenguajes corporales. Las marcas que estos sentimientos dejan en sus rostros, los pequeños descubrimientos que realizamos al observar los detalles ora unos pendientes prestados, ora un collar repetido durante varias tomas.Así es la vida.
Hasta el próximo 18 de Noviembre podemos disfrutar en las salas de la Fundación Mapfre de la capital gran canaria del trabajo del fotógrafo americano, Nicholas Nixon. Las hermanas Brown título homónimo tanto de la exposición como de la serie de imágenes que se extienden ante nosotros, es un delicado trabajo de documentación anual desde el año 1975 hasta la actualidad, donde el fotógrafo retrata a su mujer y las hermanas de esta, en un ejercicio de constante renovación.
Nixon explora magistralmente el paso del tiempo siguiendo el proceso de envejecimiento de las cuatro muchachas, pueriles adolescentes en el 75, proporcionando un episodio anual de su intimidad hasta la actualidad, donde un grupo de miradas maduras contemplan el devenir de sus vidas.
Una exposición que nos devuelve la capacidad mágica de la fotografía al detener el paso del tiempo, nos arroja sin estridencias al planteamiento de nuestra propia fragilidad e irrumpe en nuestro subconsciente inundándolo de profundas emociones.
Unas miradas que aportan una verdad inalterable. Avanzamos en la sala y somos conscientes de nuestra fragilidad. ¿dónde quedó de aquel chaval de 17 años que aparece en la foto que mi madre guarda en su cartera?
Días antes de asistir a esta exposición, visité a una amiga que acaban de dar a luz a una preciosa niña. Su marido, aliado a las nuevas tecnologías, había tomado fotografías del momento preciso de su nacimiento, del frágil instante en el que la vida da comienzo.
Recorro la exposición a la inversa, desde el año 2010 hacia el lejano año 1975 e imagino más atrás, a los momentos en los que ellas no eran cuatro. A los días en que fueron tres niñas o anteriormente dos y luego una. Pienso en que es probable que su desaparición futura no sea en esa misma progresión y reafirmo mi primera palabra sin estridencias. Frágil.
Así es la vida.
Frágil.
©Nicholas Nixon
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